Alejandro Obregón nació en 1920 en Barcelona (España) y falleció en 1992 en Cartagena (Colombia). Desde muy pequeño se mudó con su familia a Barranquilla, y más adelante estudiaría en la Escuela del Museo de Bellas Artes de Boston y en la Llotja de Barcelona. Después de vivir en Francia y a Nueva York, Obregón regresa a Colombia en 1944 y se consolida como artista luego de participar el en V Salón Nacional de Arte del país.

Obregón llega al país con un estilo pictórico definido, particular e innovador para la época. Sus pinturas empezaron a mostrar grandes brochazos y manchas, en donde el color sería usado de manera más arbitraria para poder expresarse con mucha mayor fuerza: fondos diluidos contrastados con primeros planos totalmente cargados de pigmentos, en otras palabras, juega entre lo figurativo y lo abstracto. En cuanto a las temáticas, Obregón comenzó a representar lo que Alejo Carpentier denominó como lo “real maravilloso”: la realidad tras las apariencias. En sus cuadros recrea la realidad, transformando armónicamente el paisaje natural colombiano al tiempo que modifica las figuras humanas y les otorga un carácter simbólico a los animales, para así crear obras llenas de impronta mágica, llenas de lirismo.