Fernando Botero, uno de los artistas colombianos más reconocidos en la actualidad, nació en Medellín en 1932. Estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, España. A partir de la década de los 60, y gracias al apoyo de críticos como Marta Traba, tuvo su gran salto a la fama. Su formación artística también se nutrió de estancias en Nueva York y Ciudad de México. En estas ciudades entró en contacto con la vanguardia europea y estadounidense de la época. Gracias a estas conexiones, Botero conoció el expresionismo abstracto , corriente plástica de origen neoyorquino que se caracterizó por el trabajo en grandes formatos, un nuevo entendimiento sobre la figuración y por su trabajo sobre la superficie del lienzo. Estos rasgos se aprecian en varias de sus pinturas y dibujos y se ha convertido en su marca artística.
Su producción plástica se ha caracterizado por la reinterpretación de la iconografía de algunas de las obras más conocidas del arte europeo del Renacimiento y el Barroco. Ese gesto de apropiación se expresa en la modificación de la perspectiva, la dimensionalidad de las figuras, los planos de color y por ese elemento exagerado de los cuerpos, los objetos y los ambientes. Lo anterior también le permite establecer una propia visión sobre las prácticas coloniales que aún perviven en la sociedad colombiana. Su particular lenguaje estético es un forma de crítica social y política a la realidad que Colombia ha atravesado a lo largo del siglo XX.